Cambio de hora. Cuando el reloj se retrasa… pero tu cuerpo no

Autocuidado consciente para el cambio de hora de otoño

Cada otoño repetimos la misma coreografía. De repente, el reloj se retrasa una hora y parece que ganamos tiempo gratis. “Una hora más de sueño”, dicen. Suena tentador. Aunque luego llega la mañana del lunes y tu cuerpo sigue viviendo en el horario viejo, mirando el mundo con cara de “¿no habíamos quedado a las ocho?”.

La realidad es que nuestro organismo no funciona por decreto, sino por luz. La luz solar es la directora de orquesta de nuestro ritmo circadiano, ese reloj interno que decide cuándo tenemos energía y cuándo nos entra la modorra cósmica.

Menos luz, más ajustes internos

Con el cambio de horario de invierno:

• Amanece antes… al principio

• Anochece mucho antes

• Reduces tu exposición diaria a luz natural

• La melatonina empieza a subir antes de lo habitual

• El cortisol se reajusta para que te despiertes más temprano

Para algunas personas, este desajuste se nota poquito. Para otras, se convierte en una especie de mini jet lag estacional. Sobre todo si ya tienen:

• Problemas de sueño

• Dolor crónico

• Ansiedad o estrés elevado

• Turnos cambiantes

• Altibajos emocionales en otoño-invierno

Tu cuerpo está intentando bailar al ritmo de la luz, y de pronto alguien cambia la música.

Cómo se puede manifestar este desbalance

Quizá te identifiques con alguna de estas señales:

• Te despiertas demasiado pronto

• Te entra sueño a media tarde

• Te cuesta concentrarte

• Dolores de cabeza o digestiones irregulares

• Menos ganas de socializar

• Humor más apagado o irritable

No es que te hayas vuelto antisocial de repente. Estás adaptándote.

El factor emocional: el otoño se mete dentro

Los días se acortan y, aunque el frío invita a los planes de manta y té, la reducción de luz puede afectar a neurotransmisores como la serotonina, vinculada con el bienestar emocional. En algunas personas aparece ese bajoncillo estacional que merece escucha y cuidado extra.

No se trata de forzarnos a estar “bien”. Se trata de acompañar el ritmo.

Entonces… qué hacemos para cuidarnos?

En lugar de luchar contra el reloj, podemos favorecer esa transición con hábitos suaves y poderosos:

✔ Luz natural por la mañana

Aunque haga fresco, busca 10–15 minutos al aire libre nada más despertar. Le dices a tu cerebro “hola, es de día”.

✔ Rutinas estables

Desayunar, entrenar, cenar y dormir más o menos a la misma hora ayuda al cuerpo a pillar la onda cuanto antes.

✔ Actividad física

Mover el cuerpo mejora la energía y el estado de ánimo. No hace falta épica. Un paseo ya vale oro.

✔ Pantallas más lejos por la noche

Reducir luz azul le devuelve a la melatonina su protagonismo.

✔ Plan mimoso al final del día

Leer algo amable, una ducha templada, respiraciones tranquilas, meditación breve. Tu ritual nocturno es un ancla.

✔ Cuidar el intestino

Cenas ligeras, sin excesos. El sistema digestivo también tiene reloj propio.

✔ Gestionar la ansiedad durante el día

Herramientas como la respiración diafragmática o el tapping ayudan a que el sistema nervioso no vaya en modo radar todo el tiempo.

Plan de ajuste para 5 días

Un recurso sencillo para compartir con tus lectores:

• Día 1–2: mucha luz matinal, mantener horarios

• Día 3–4: ejercicio moderado + minimizar pantallas desde la tarde

• Día 5: ajustar siestas y ritual nocturno constante

Es un plan para ir sintonizando el reloj interno con el externo, sin brusquedades.

Un recordatorio amable

El cambio de hora es un recordatorio involuntario: no somos máquinas. El cuerpo siente. Reacciona. Necesita margen para adaptarse. Respetarlo no solo mejora tu sueño, también tu energía, tu digestión, tu humor y tus ganas de estar en la vida.

Quizá no podamos elegir si cambiamos o no el reloj, aunque sí podemos elegir cómo nos acompañamos en ese proceso.

El autocuidado consciente es eso: presencia amorosa con lo que tu cuerpo necesita aquí y ahora.

Si sientes que tu sueño sigue desajustado, puedo acompañarte

Hay personas que tras el cambio de hora vuelven a sentirse en ritmo en unos días. Otras se quedan atrapadas en un ciclo de cansancio, inquietud nocturna, rumiaciones, digestiones rebeldes o dolor que no da tregua. Si estás en ese grupo, no tienes por qué apañártelas en solitario.

En Cíes Fisioterapia trabajo el sueño desde un enfoque que comprende la historia completa de tu cuerpo, no solo tus horas de cama. Lo hacemos con herramientas que suman:

Neuromodulación NESA para que tu sistema nervioso vuelva a una calma inteligente

• Rutinas personalizadas de descanso que encajan con tu vida real

Autocuidado consciente para que el final del día sea un refugio

Suplementación natural si tu cuerpo lo necesita, como Moodoo para esa regulación del ánimo y del descanso o Beyond Omega para una base antinflamatoria sólida

Mi objetivo es que vuelvas a sentir ese descanso que recarga, que devuelve la claridad y que suaviza el modo supervivencia.

Si sientes que este otoño te está pidiendo un apoyo extra, estaré encantada de ayudarte a reconectar con tu ritmo interno. Puedes escribirme para valorar tu caso y diseñar juntas un plan que no solo mejore tu sueño, sino también tu energía y tu presencia en tu día a día.

Tu cuerpo tiene muchos relojes dentro. Vamos a conseguir que vuelvan a sonar al mismo tiempo.

¿Quieres saber más?

Ponte en contacto conmigo si tienes alguna duda sobre los programas o productos que te recomiendo para mejorar tu salud de manera consciente 😉

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